En diciembre del año 1991, el incombustible Pedro Galarza, alma mater de la Galarleiz alpina, creaba una prueba atlética que saliendo de la localidad encartada de Zalla, llegaba hasta Balmaseda y finalizaba de nuevo en Zalla. Era la llamada Zalla – Balmaseda – Zalla.
Tras siete ediciones disputadas, esta prueba desaparecía del calendario atlético, dejando huérfana a la comarca de una prueba significativa de atletismo popular y que fuese un referente dentro del calendario de pruebas populares y una fecha obligada para todas y todos los deportistas que quisieran disfrutar de una jornada de deporte en un entorno envidiable.